La pintura de Dionisio es basado en la introspección, con un mensaje contundente que facilita la reflexión al espectador, surgiendo una cordial filosofía plástica que invita a la metafísica del pensamiento, a la ironía de la sutileza humana, y al trasfondo de lo verdaderamente importante. Busca alcanzar una atmósfera pictórica especial y peculiar como en un estado más allá de la materia, en el paisaje prometido de la espiritualidad atemporal.
Es una pintura literaria, con argumento, en la que es necesaria hallar el mensaje oculto allí latente más allá de lo evidente y rutinario. Porque su pintura busca el lado oculto de las cosas, la otra verdad, el mundo paralelo, y con frecuencia la doble lectura que existe en la cotidianidad del aquí y ahora que pocos saben detectar y expresar.
En su pintura, busca la belleza, el símbolo, el detalle hecho arte con profundo mensaje, en una catarsis de atemporalidad, paz y armonía positiva, en dirección a algo que de siempre teníamos que haber sido, y todavía no somos.
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